Migraciones previas a los Incas en cerros de Los Andes

Migraciones previas a los Incas en cerros de Los Andes

Edición Rubén Omar Scollo

La vida en el mundo cambia constantemente, el presente se vivencia a partir de constantes metamorfosis donde la tecnología nos acompaña a diario. Pero estos días que son matizados con avances notorios, también presentan relación con “la vida que transcurrió en diversos sitios del planeta”.

La antropología, arqueología, paleontología o la geología, con técnicas específicas de cada disciplina (algunas comunes, por cierto), nos dan cuenta de etapas, eras, períodos o  situaciones ocurridas con seres que poblaron la Tierra o con  antiguas civilizaciones, y para el caso, mediante una innovadora aplicación sobre análisis de restos óseos, a través de técnicas químicas, se hallaron evidencias concretas de migraciones de agricultores de maíz hacia Uspallata. Ese hecho ocurrió, previamente a la llegada de los Incas al área de referencia.

Huesos, rocas, vasijas, pictografías, denotan “pasado” y nos cuentan situaciones ocurridas en períodos anteriores a nuestra vida actual. Ramiro Barbarena, arqueólogo investigador independiente del Conicet y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Cuyo, fue  conjuntamente con Ludmila Menéndez , científica de la Universidad de Bonn; la doctora Paula Novellino, Conicet y bioarqueóloga del Museo Moyano,  y Horacio Chiavazza ,director del Patrimonio cultural de la citada provincia, los que interpretaron los materiales encontrados. De esta forma y articuladamente se coordinaron investigaciones de un punto a otro, que benefició en aportes el valor del patrimonio cultural e histórico de esa región.

Los científicos estudiaron la morfología de los cráneos humanos y comprobaron notables diferencias entre los individuos locales respecto de los migrantes.

 La interacción entre  ciencias como  la Biología molecular, la Física o el campo de  la Química, permiten descubrir el pasado y el acceso a informaciones que no son visibles a “simple vista”, de acuerdo a estudios de ADN.

El trabajo interdisciplinario y conjunto con organismos de disímiles ámbitos es valorado ya que ese esfuerzo, desemboca generalmente en descubrimientos asombrosos que cambian conceptos y realidades del pasado. Luego de un extenso período investigativo, ese equipo internacional que tuvo el auspicio de la National Geographic Society, nuestro prestigioso Conicet y la mencionada Casa de Altos Estudios cuyanos, aplicaron un método para llegar a conocer seres humanos del pasado en la región de Argentina y Chile, a partir de un trabajo que fuera publicado en la revista internacional de Reportes Científicos (Scientific Reports).

Los investigadores para arribar a las conclusiones finales comenzaron por estudiar el registro arqueológico de la gente del pasado y la geografía de unos trescientos cuarenta kilómetros de extensión entre el este de la provincia de Mendoza y el Océano Pacífico, en el vecino país de Chile. En restos óseos encontrados en esos lugares fueron identificados  contenidos de estroncio. El análisis de roedores, plantas y rocas diversas, dieron la señal  de ese elemento químico por lo que pudo inferirse interesantes eventos de  migraciones humanas (agricultores de maíz) en un pasado comprendido entre los años 1270 y 1470 d.C.  Para tal descubrimiento se contó inicialmente con los análisis químicos llevados a cabo por el doctor Petrus Le Roux de la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica. El investigador analizó restos del Valle de Uspallata, que habían sido hallados en excavaciones realizadas en la década de 1930 por el pionero Carlos Rusconi. Esos restos albergados en el Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Juan Cornelio Moyano, estaban compuestos por pequeñas muestras de dientes y huesos.

A partir de esos elementos detallados, las diferencias craneanas y los análisis posteriores sobre el descubrimiento de estroncio, se llegó a la conclusión que tanto en ese sector, como en otros sitios existió vinculación e interacción social entre agricultores y cazadores móviles nativos con el imperio incaico; pero  a partir del año 1400 después de Cristo.

Las científicos intervinientes de las distintas disciplinas y de latitudes dispares,  permitieron (gracias a un trabajo mancomunado que empezó hace más de 9 décadas) llegar a interpretar el pasado de unos seis siglos atrás.

(Agradecimiento especial al medio Los Andes.com.ar)