Festejo de la democracia con monopolio oficialista
Festejo de la democracia con monopolio oficialista
Festejo de la democracia con monopolio oficialista

Festejo de la democracia con monopolio oficialista

Por Rubén Omar Scollo

 

¿Cuándo Raúl Ricardo Alfonsín celebró en el balcón de la Casa Rosada y en el Cabildo la llegada de la democracia había sólo argentinos de un solo partido político? No, claro que no, 1983 fue diferente. Luego de un oscurantismo profundo devenido del tortuoso proceso militar que asoló a la Argentina, el radicalismo con la fórmula Alfonsín  y el cordobés Víctor Martínez, habían doblegado a la del honesto y querido Ítalo Luder y Deolindo Felipe Bittel. Las manifestaciones de algarabía popular corrieron por la sangre de cada ciudadano argentino, indistintamente de las banderías emparentadas con el espectro político o las apetencias partidarias. Atrás, habían quedado situaciones que ya todos conocemos de desconcierto y de atrocidades.

Pero el acto de este viernes, convocado “por un solo partido” y avalado (por supuesto) por el oficialismo, pareció simplemente una burla al resto de los connacionales. Cristina, Alberto, La Cámpora, se hicieron gestores de una movida excluyente del radicalismo y del resto de los partidos de la oposición. Y los discursos emanados de los actuales  mandatarios nacionales fueron poco coherentes con la realidad que estamos padeciendo. Se invitaron a personalidades de la política sudamericana como  Lula Da Silva, ex presidente brasileño, Pepe Mujica, de la hermana República Oriental de Uruguay, entre otros. Se "incluyeron" a todos aquellos pertenecientes a un solo espacio político nacional. Otra actitud errónea y de discriminación para con el resto de los compatriotas, otra aberración elucubrada por las mentes febriles de quienes desean ver al país, sumido en una sola bandera: la del oficialismo. Argentina y una recuperación democrática que tanto nos costó, es parte de un pedazo de historia patrimonio del “ser nacional”, no sólo del Kirchnerismo. Monopolizar un recuerdo tan valioso, es como navegar en una nave sin piloto o sin timón, porque es un hecho crucial, ese acto que evidenció la pérdida del rumbo… ¡por completo! (Gentileza Telam, fotos del acto del viernes pasado y de 1983)