Sábato: escritor, científico, artista plástico y un recuerdo de su estancia en Córdoba

Sábato: escritor, científico, artista plástico y un recuerdo de su estancia en Córdoba

Por Rubén Omar Scollo 
 
Ernesto Sábato nació un  24 de junio de 1911 en la ciudad de Rojas (provincia de Buenos Aires), en el seno de una familia que había llegado a nuestro país desde Italia, más precisamente de Calabria. Francesco Sábato, su padre, según definió el autor en ocasiones de ser entrevistado “era muy severo y yo le tenía hasta terror”. Giovanna María Ferrari, nacida en  la comunidad de origen albanés de San Martino di Finita, amparaba al niño para que no fuera castigado. Y eso, quien luego trascendiera en disímiles campos asociados a la ciencia y al arte, no lo olvidaría hasta sus últimos días; aunque siempre fue un agradecido de esa crianza “a la antigua”

Él, fue el décimo hermano de once, que se afianzaron en  la  típica  clase media de entonces. Ya estando fuera de Rojas y en 1929 ingresó a la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Nacional de La Plata. Allí militó en la fracción de tendencia comunista  denominada “ Reforma Universitaria”, siendo  elegido tres años más tarde Secretario General de ese movimiento estudiantil.  En ese ámbito conoció a quien sería su futura esposa, Matilde Kusminsky Richter, una estudiante de diecisiete años que  abandonó la casa de sus padres para  vivir con él, hecho no muy frecuente por esos días. 



Tiempo después comenzaron sus  dudas sobre el comunismo  a partir de su viaje a Bélgica  como delegado del Partido Comunista de la Argentina, donde había asistido  para participar del  Congreso contra el Fascismo y la Guerra.  Fue  por entonces, que sus discrepancias se incrementaron.  Antes de dirigirse  a Moscú, abandonó Bruselas y  se marchó  a  Francia. Fue allí, en Paris, donde escribió su primer novela: “La fuente muda”. Pero su deseo de regresar a la Argentina fue tan intenso que en 1936 a poco de pisar el suelo de su amado país, contrajo matrimonio con su novia  de siempre.

Luego  concretaría en la Universidad Nacional de La Plata  el Doctorado en Ciencias Físicas y Matemáticas. El premio Nobel  Bernardo Houssay, colaboró con Sábato e intercedió para que le fuera concedida una beca anual para realizar trabajos de investigación sobre radiaciones atómicas en el Laboratorio Curiè . Nuevamente en París, entró en contacto con el movimiento surrealista y con la obra de Óscar Domínguez  y Roberto Matta Echaurren, entre otros; hecho que  moldearía una profunda influencia en su  futuro  campo de las letras.



Años más tarde se desempeñó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, dejando Francia antes de la explosión de la Segunda Guerra Mundial. Luego de ese breve período en la ciudad estadounidense, regresó a nuestro país con la premisa de dejar las ciencias duras, aunque previamente se comprometió con los que  lo habían ayudado a finalizar esa etapa, devolviendo gentilezas a quienes le habían otorgado su beca. Por ese motivo fue profesor en la carrera de Ingeniería (ingreso a ésta); y dio clases sobre mecánica cuántica en un posgrado de la Universidad Nacional de La Plata.

En 1943, debido a una crisis existencial, decidió alejarse definitivamente del área científica para dedicarse de lleno a la literatura y a la pintura. Él definió a la ciencia como amoral porque «llevaría al mundo hacia el desastre». Se instaló entonces en Pantanillo, en la provincia de Córdoba, para residir en un rancho sin agua ni luz pero entregado a la escritura.

El Pantanillo es una localidad ubicada en el Departamento San Javier. Se encuentra entre las localidades de Los Hornillos y Las Rabonas, en cercanías del Dique La Viña.

Claro que quien mejor recordó esa etapa transcurrida en suelo mediterráneo es Mario, el hijo cineasta y literato.
“Allí pasé una infancia diríase formidable, me hallaba en un lugar especial y tranquilo. Si  hasta incluí en mi libro “La imposible melancolía”, una fotografía donde mi padre me estaba enseñando a escribir…Creo que fue a partir de allí que seguramente surgió mi vocación por el arte. Tanto el cine como la literatura formaron parte de mi vida”, contó en oportunidades el también intelectual. 

Ya en el campo específicamente de lo literario, el primer trabajo de Sábato padre, fue la escritura de un  artículo sobre La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares, en la revista Teseo de La Plata. También publicó una colaboración en la revista Sur de Victoria Ocampo, por intervención de Pedro Henríquez Ureña. Su primer libro  “Uno y el Universo”, salió a la luz tres años después. Con el tiempo avanzaría hacia posturas libertarias y humanistas. En 1947, con graves dificultades económicas, Julián Huxley intervino para que lo nombren como director de la UNESCO pero renunció a los dos meses.

En 1948, después de haber llevado los manuscritos de su novela a las editoriales de Buenos Aires y de ser rechazado por todas, publicó en la revista Sur “El túnel”, una novela psicológica narrada en primera persona. enmarcada en el existencialismo, una corriente filosófica de enorme difusión en la época de posguerra. Esa obra, recibió críticas entusiastas de Albert Camus, quien la hizo traducir al francés. 



Una década después  fue designado director de Relaciones Culturales en el Ministerio de Relaciones Exteriores, puesto al que también renunció al año siguiente por discrepancias con el gobierno de Arturo Frondizi.
Luego y desarrollando sus dotes literarias siguió su novela “Sobre héroes y tumbas”,  considerada como una de las mejores obras argentinas del siglo xx. 

 La Sociedad Argentina de Escritores le otorgó un premio por su labor una en la primera mitad de la década del ‘74. Posteriormente fue distinguido en Francia, España, siendo designado como miembro de la Legión de Honor del primero de los citados países.

Antes de la vuelta a la democracia en la Argentina, Sábato estaba decidido a abandonar su carrera literaria para dedicarse a otro arte: “la pintura”.
«Soy un simple escritor que ha vivido atormentado por los problemas de su tiempo, en particular por los de su nación. No tengo otro título».

Es conocida su labor en el libro de la CONADEP (Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas), hecho que ayudó al ex y extinto presidente Raúl Ricardo Alfonsín al enjuiciamiento de los militares que participaron de la dictadura que había expirado recientemente.  

En 1984 recibió el  Miguel de Cervantes, máximo galardón literario concedido a los escritores de habla hispana. Fue el segundo escritor argentino en recibir este premio, luego de Jorge Luis Borges en 1979.



 Su hogar de siempre ubicado  en Santos Lugares, lo cobijo hasta su muerte allá por el 2011, este gran personaje de la cultura argentina estaba por llegar  a sus cien años de edad. Fue homenajeado en Argentina y en Europa, reconociendo a una persona íntegra que luchó desde sus obras, por las libertades del ser humano franco, noble y laborioso.