Los asirios: Un pueblo guerrero por necesidad

Los asirios: Un pueblo guerrero por necesidad

 

Rubén Omar Scollo

 

Ahondar sobre pueblos, civilizaciones del pasado de la humanidad, es muchas veces encontrarse con respuestas distintas a las que se poseía a través de los libros de historia. Ir a las fuente más confiables implica muchas veces generar datos y reflejar todo lo que ha ocurrido a partir de “historiadores especialistas que posean buenas fuentes de investigaciones”.

Y los ríos Éufrates y Tigris, son los que nacen en los montes de Armenia y desembocan en el golfo Pérsico. De acuerdo a lo que nos comenta el profesor de historia de la UBA, Eduardo  Monte Jopia: “La extensa región que delimitan las cuencas de estos ríos claro está que es conocida como la Mesopotamia. En la Baja Mesopotamia los aluviones de los ríos ganaron tierra al mar, y las inundaciones, sabiamente canalizadas, fertilizaron la tierra, lo que posibilitó una rica agricultura.La Alta Mesopotamia era una meseta muy bien comunicada con Siria y Egipto.Toda la región fue, desde aproximadamente el 3000 a. C. hasta el 539 a. C, escenario de brillantes civilizaciones, como las ciudades-estado sumerias, que utilizaron la primera escritura conocida, la cuneiforme, y los Imperios acadio, babilónico, asirio y neobabilónico”, aclara el escritor y profesor.

En 1500 a.C. cuando los hititas volvieron al norte, tras destruir el primer imperio babilonio, se inició un largo período de confusión en Mesopotamia, y en ese momento surgió en el norte un estado llamado Asiria, cuyas capitales eran las ciudades de Nínive y Assur, situadas a orillas del Tigris.

En una de las primeras etapas, los asirios constituían un tosco pueblo fronterizo; pero con el tiempo adoptó la vida civilizada de otros pueblos del valle. Los no se caracterizaban por profesar la paz, por el contrario eran crueles, agresivos y dominantes; pero es posible que se vieran obligados a adoptar esta conducta para sobrevivir, pues la historia de Asiria durante la mayor parte del segundo milenio a.C. está plagada de invasiones y contrainvasiones de sus poderosos vecinos.Además de los hititas estaban los hurritas (un pueblo caucásico) y los mitanos (indoeuropeos).

Los asirios, fueron feroces guerreros de origen semítico, habían permanecido sujetos a diversas dominaciones hasta que iniciaron el que se podría denominar su primer período de expansión, que comenzó con Salmanasar I (1270 a. C.) y concluyó con Teglath-Falasar I (hacia 1100 a. C).Como restos de su poderío quedan las ruinas de los fuertes militares, construidos con grandes bloques de piedra, ubicados en las distintas regiones dominadas en sus épocas de máxima expansión.

Lo bueno es destacar continúa Jopia que “aproximadamente en el 646 a.C, cuando el poder asirio llegó a su punto culminante, realizaron su última conquista importante y terminaron de construir un imperio que abarcaba toda Mesopotamia, gran parte de las regiones montañosas orientales, Siria, el Levante, Palestina e incluso el Bajo Egipto, constituyendo el mayor estado unificado que había existido hasta entonces en la zona”.

Sin embargo, este formidable coloso pronto comenzó a experimentar las consecuencias de sus propios fallos internos. El Imperio Asirio se extendió en gran medida debido a sus brutales métodos militares. Mantuvo su dominio mediante el uso de un idioma y una religión comunes, junto con la supresión violenta de revueltas internas.