Un valle en África, con restos de fósiles de ballenas
Un valle en África, con restos de fósiles de ballenas

Un valle en África, con restos de fósiles de ballenas

El Valle de fósiles de las Ballenas en Egipto

 

Por Rubén Omar Scollo

 

El llamado Wadi al-Hitan, "el Valle de las Ballenas", es uno de los lugares del mundo más ricos en fósiles de cetáceos prehistóricos y fue descubierto en el Occidente de Egipto a principios del siglo XX. Sin embargo, durante décadas fue considerado un lugar encantado al que la gente temía acercarse. Durante muchas décadas los fósiles permanecieron abandonados. En parte se debía a que es un lugar remoto al que resultaba difícil y peligroso ir, y en el que tampoco había nada de valor, pero no solo esto: las gentes del lugar consideraban que este era un lugar maldito al que debían evitar acercarse.

Desde esqueletos de Basilosaurus, que era un cetáceo prehistórico hasta otros restos de importancia fueron hallados y publicados sólo hace semanas en las revistas de ciencias más prominentes de Europa y del propio Egipto

Es uno de los lugares especiales de la paleontología: Wadi al-Hitan, en árabe significa “el Valle de las Ballenas”. El nombre se debe a la gran abundancia de esqueletos de cetáceos prehistóricos, pertenecientes en su mayoría al Eoceno, hace entre 56 y 34 millones de años aproximadamente. Es uno de los lugares del mundo con mayor número de fósiles de este tipo y presentan un estado de conservación excepcional, lo que le ha valido el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

 

En tiempos de los faraones el Oeste del río Nilo era un lugar asociado con la muerte. Las necrópolis egipcias siempre se situaban en la ribera occidental del gran río, la dirección en la que se ponía el sol. Allí empezaba el desierto, dominio de Suty o Set, el temido dios del caos y los conflictos; y donde moraban los chacales, la encarnación de Anubis, el guía de los muertos en el Más Allá. Era por lo tanto, en el imaginario colectivo egipcio, un lugar en el que obraban fuerzas sobrenaturales y al que nadie se acercaba a excepción de quienes no tenían más remedio, como los conductores de caravanas y los beduinos.

Fueron estos últimos quienes descubrieron los primeros fósiles, que aparecieron en la superficie del desierto de forma natural por la acción del viento. Pero, lejos de publicitarlo, les dio un motivo para alejarse de allí: aquellos enormes huesos solo podían pertenecer, según ellos, a los djinn o genios, los seres sobrenaturales de los cuentos populares como Las mil y una noches.

En la década de 1980, el sitio empezó a despertar interés entre los paleontólogos que habían oído hablar de él. Lo que encontraron fue todo cuanto un investigador de su campo puede soñar: abundancia de fósiles, un entorno que había permanecido inalterado por el ser humano y un terreno óptimo para la conservación de los huesos y fácil de excavar. No obstante siemore lo peligroso está del lado de los inescrupulosos cazadores de restos fósiles, esos saqueadores que rompen el equilibrio del Patrimonio Cultural del mundo asociado con lo pretérito, o con el pasado en sí.

 

Aprovechando la categoría de Patrimonio de la Humanidad que ostenta desde 2005, Wadi al-Hitan se convirtió en un modesto destino de ecoturismo, con unos pocos miles de visitantes al año según las cifras del gobierno egipcio. Algunos de los fósiles han sido dejados a la intemperie como parte de un museo al aire libre, con un recorrido que discurre por una pequeña parte del sitio, que en total suma unos ciento cincuenta kilómetros cuadrados.Además de los fósiles, el otro gran atractivo del lugar es su fauna viva.