Córdoba y San Luis, provincias con gran registro arqueológico y antropológico
Por Rubén Omar Scollo
Los presupuestos, suposiciones implícitas y explícitas respecto de la organización de esquemas societarios, por lo general han formado parte de la investigación vinculada a la arqueología y a la antropología. En el viejo continente como en nuestra América, se han utilizado clasificaciones de materiales hallados, nociones relacionadas a lo étnico y a lo social. La vida nómada tuvo influencia notoria en los vínculos sociales. No obstante, dentro de esos supuestos esas sociedades eran analizadas de acuerdo a la clase alimentación que les servía como subsistencia, es decir tanto especies animales o vegetales; además de la obtención de materia prima para la elaboración de los utensilios que utilizaban para sus labores habituales.
En ciertas etapas del pasado, el sexo y las edades eran ciertamente condicionantes para las funciones relacionadas a la división de los trabajos. A principio de los años cincuenta del pasado siglo (exactamente en 1952), fue asignado el investigador Alberto Rex González dentro del marco de una campaña llevada a cabo por el Museo de La Plata, con el objetivo de demostrar lo hallado en 1940 en las sierras de Córdoba.
En Pampa de Oalen, en el sitio que hasta ese entonces lo habían denominado Ayampitín, debido a esa etnia, los cientistas en encontraron en los estratos ya analizados con anterioridad, desde puntas de proyectiles líticas (es decir hechas con piedras del lugar) de forma lanceoladas o de hoja de laurel (llamadas así por sus similitudes). Todas ellas estaban trabajadas en cuarzo.
Esa cultura cordobesa se caracterizaba por haber sido cazadores tanto de cérvidos como de camélidos; pero también eran recolectores de variados frutos y semillas a las que pasaban por “una molienda valiéndose de manos de mortero y de conanas. Las mismas estaban fabricadas en piedras pesadas originarias del lugar.
Esa región arqueológica de más de 6000 años antes del presente, formaban un marco espacial conjuntamente con las “Sierras Centrales”, que incluían los sectores de las provincias de Córdoba y de San Luis; de la misma forma que involucraban a las planicies situadas al noroccidente y al oriente de las sierras mediterráneas. Ese conjunto orográfico se lo puede considerar hasta ahora como el más austral de las Sierras pampeanas. Si se toma en cuenta conceptos geológicos, las cadenas montañosas que lo componen están siendo parte de un mismo sistema.
Los estudios llevados a cabo tanto en una provincia y otra, constituyeron una llave esencial para descifrar cronológicamente las culturas anteriores al Formativo americano en la región de las denominadas “Sierras centrales”, con ciertas similitudes y variaciones de tipo arqueológico en Ayampitín, Ongamira, y la citada Pampa de Oalen.
En todas esas zonas y regiones citadas se han encontrado numerosos objetos de las épocas descritas, que formaron parte o fueron el puntapié inicial para lo que luego fueran las formas de vida y de sociedades que las sucedieron.
La provincia de Córdoba es rica en ese tipo de manifestaciones provenientes del pasado y en ciertos sitios en la actualidad, todavía se realizan investigaciones de carácter científico.