La dama de negro de La Cumbrecita
Se alojó durante varios años en el Hotel “La Cumbrecita”, uno de los más antiguos fundado en 1938 para hospedar a las personas que por razones familiares arribaban al lugar ; la dama de negro falleció en un asilo de ancianos en 1968; su nombre era Anne de la Motte, aunque la cruz humilde de madera rodeada de verde vegetación el cementerio de La Cumbrecita simplemente dice el nombre que llevaba en la localidad Madame Carrel, apellido heredado de su fallecido esposo.
Muchos la creían una especie de curandera de las sierras; llegó a La Cumbrecita en 1954, cuando el pueblo aún no era el pueblo; vivía en el primer piso del hotel La Cumbrecita, de tanto en tanto, recibía a sus pacientes que venían desde Buenos Aires, Rosario o Córdoba desahuciados e incurables en busca de sus sanaciones por el aura y el péndulo; dice la tradición que la mayoría de ellos se curaba después de visitarla. Mujer alta y elegante, de pelo blanco y luto riguroso, los lugareños la recuerdan paseando por el pueblo adornada con medallas de guerra y sombrero de ala ancha. Hacía largas caminatas apoyada en su bastón en compañía de varios perros amigos, esparciendo por doquier todas las migajas sobrantes del pan para regocijo de los pájaros.
Su espaciosa habitación estaba colmada de libros, viejas fotografías, además de un tocadiscos Winco para escuchar la música que tanto amaba.
En su dormitorio tenía una máquina extraña que, cuando el paciente la tocaba, activaba un péndulo que marcaba qué mineral faltaba en su organismo. También dicen que “radiografiaba” apoyando sus manos en los enfermos y que diagnosticaba cerrando los ojos. Era psíquica, “miraba” a través de sus manos y diagnosticaba enfermedades viendo el aura de las personas a través de un péndulo, método similar al usado por el polémico Sacerdote Católico Mario Pantaleo.
Su fama de las curas milagrosas empezó a hacerse conocida entre los lugareños ya que un médico local no tenía máquina para radiografías y enviaba a los pacientes al hotel donde la mágica madame hacía el diagnóstico. Con la sola aplicación de la mano en un extremo del aparato que poseía , un pequeño péndulo imantado en radium empezaba a girar, marcando en espacios numerados el contenido de cada mineral en la sangre; tan preciso como un análisis del mejor de los bioquímicos.
Era fanática católica; según narra la historia era sumamente atea hasta que en 1910 acompañó a una amiga al Santuario de la Virgen de Lourdes para llevar a un niño ciego de nacimiento; mientras Madame Carrel lo tenía en brazos el niño milagrosamente recupera la vista. A partir de ese milagro se convierte en militante católica de derecha.
Pocos sabían que en realidad era médica y científica, fue alumna en Francia de la hija de los científicos Curie; fue una de las primeras en recibirse en París, donde había nacido en 1877 y donde había cursado la universidad vestida de varón, porque en esos años la medicina no era asunto de mujeres. Su esposo, Alexis Carrel , fue premio Nobel de medicina en 1912.
Su nombre circula hoy entre investigadores de misterios de todo el mundo; cada varios años algún enfermo terminal en algún lugar del mundo recibe la visita de una misteriosa dama de negro que los cura… Mito o verdad la mujer de La Cumbrecita fallecida en 1968, vuelve desde el cielo cada tanto por unos minutos para curar a alguien.
Tal vez todo sea un mito… Pero usted no vio una extraña mujer de negro caminando por La Cumbrecita el año pasado… O mejor aún no la vio merodeando su casa últimamente…
Fuentes de información: Entrevistas a Cabrerenses que conocen la historia- Ensayo Periodístico de Jorge Camarasa (Periodista Cordobés, investigador de misterios) - María Castellano Fotheringham (Diario La Nación)