Violencia en las grandes ciudades que por suerte no ha llegado a las sierras
Violencia en las grandes ciudades que por suerte no ha llegado a las sierras
Violencia en las grandes ciudades que por suerte no ha llegado a las sierras

Violencia en las grandes ciudades que por suerte no ha llegado a las sierras

Por Rubén Omar Scollo

 

“La violencia que vemos reflejada en los medios de comunicación y que se dan a diario en las grandes ciudades, afortunadamente no la padecemos en ciertos sectores de las sierras cordobesas”, analiza Patricia Ruiz, psicóloga social, habitante del Valle de Punilla.

Y en verdad, lo que sucede en los lugares veraniegos como la costa argentina, tales las ciudades de Mar del Plata, Pinamar y Villa Gessel, en mayor grado, es lo que trasladan no sólo los jóvenes, sino una sociedad irascible que fue acrecentando su mal humor y las malas acciones, a partir de un “estado de pandemia” que a algunos les produce frustración, angustia o una enorme e irascible conducta materializada en violencia sin límites.

Se observan calles peligrosas, robos, gente peleando por problemas de tránsito, vecinos discutiendo por cuestiones que pudieran resolverse de una forma pacífica. El entorno y las captaciones de emociones que son canalizadas con violencia, incrementan la agresividad.

De acuerdo a lo expresado por la psicóloga clínica Bárbara Abadi: “la salud mental ha quedado relegada; el mensaje que imperó en estos dos años era el de cuidarse, el de no contagiarse, pero no se tomó la salud física y mental como una forma conjunta. Debemos aprender a no tomar “al otro” como un enemigo. El miedo generalmente es un mal consejero que conduce al abordaje de conductas erróneas, conductas malas, nocivas o peligrosas”.

“Por otra parte –prosigue Abadi- lo reactivo implica el…yo debo atacar primero antes de que me ataquen”. Y en una nota televisiva se puede percibir el zócalo, que reza: “Estados alterados”. Las imágenes en ese informativo son elocuentes, gente discutiendo en la playa por alguien que transportó un caballo de alquiler hacia la arena y fue atacado masivamente y castigado porque pudo haber ocasionado algún accidente. Individuos revoleándose botellas de alcohol por las cabezas e invitándose a pelear. Gente que con sus vehículos pasan al sentido contrario de las calles o rutas provocando situaciones peligrosas. Mujeres golpeándose a la salida de boliches bailables en GBA.

“Muchas cosas que se ven más que miedo es pánico”, acota Ruiz…”A algunos les produce terror y temen la falta de futuro y eso es lo que hace o produce reacciones sumidas en violencia en estado puro”.

Abadi, siguiendo con el razonamiento similar de la profesional serrana, coincide  en señalar que “a los jóvenes les cuesta armarse de un futuro, les cuesta un proyecto que no conlleve frustración. Existe mucha depresión no sólo en las personas de mayor edad, sino también entre la juventud”. “Lo que deberíamos sugerir es la no somatización, pero eso hay que lograrlo, y en circunstancias cuesta o hay que trabajarlo. Además estamos padeciendo una época traspasada por esta problemática mundial de la pandemia, que ha acelerado ciertas conductas. En estos momentos, están dadas la cosas para que la violencia sea el peor de los emergentes”, finaliza Abadi.

Circunstancias adversas, situaciones de estrés, la esperanza es que en este verano las sierras cordobesas proporcionen el tranquilo y pacífico descanso, que muchos turistas que elijan estos pagos, puedan materializar.