Las guerras entre Roma y los cartagineses
Las guerras entre Roma y los cartagineses

Las guerras entre Roma y los cartagineses

Tercera Guerra Púnica y sus causas en la antigua Roma

 

Por Rubén O. Scollo

 

Las Guerras Púnicas fueron los conflictos que enfrentaron a Roma y Cartago durante más de un siglo, concretamente entre el 264 y el 146 a.C.  

Si nos remontamos en el tiempo, quizás la más temprana de las causas de la Tercera Guerra Púnica ocurrió en el 167 a.C. A lo largo de su dilatada vida posterior a la guerra de Aníbal, Masinisa, el soberano aliado de Roma, siempre había tratado de robar posesiones a los cartagineses. En estas disputas fronterizas los arbitrajes romanos siempre habían sido favorables a Cartago, pero la situación cambió en el 167 a.C. cuando el Senado romano autorizó al rey númida a apoderarse del territorio de Emporia, al este de Cartago. Este cambio alentó a Masinisa a nuevas agresiones y despertó lentamente en Cartago un viejo resentimiento al observar que su actitud sumisa y fiel no le reportaba ninguna recompensa por parte de Roma.

Debido a que el presupuesto público dedicado a actividades militares cayó por esa época tan drásticamente había hecho que ese dinero se dedicara mayoritariamente a las obras públicas o la mejora del sistema económico. De esta manera, los romanos tuvieron que ver cómo Cartago no solo no se había hundido en la desesperación y la inactividad tras la guerra, sino que estaba prosperando más que nunca.

A pesar de las notorias injusticias romanas, el sentimiento de oposición a Roma era minoritario, más que nada porque los cartagineses sabían que no tenían ni de lejos el potencial bélico necesario para afrontar una nueva gran guerra contra los romanos.

No obstante, el gran imperio veía justo al contrario. En el año 151 a.C. se cumplieron cincuenta años del final de la Segunda Guerra Púnica, por lo que Cartago dejó de pagarle a Roma la deuda que había contraído en concepto de reparaciones de guerra. Desde ese momento se intensifica en Roma la idea de que Cartago era demasiado próspera y podía concebir planes de revancha en un futuro.

Sin embargo, en Roma no soportaban  el auge económico de Cartago en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Púnica. La gestión de Aníbal durante su etapa como máximo cargo público del ejecutivo púnico había permitido el nacimiento de un sistema financiero fuerte que implicó el resurgimiento económico y comercial de la ciudad.

En este sentido, el personaje clave dentro de estas causas de la Tercera Guerra Púnica, era Marco Porcio Catón, también conocido como Catón el Viejo. Este prestigioso político, que durante la Segunda Guerra Púnica había luchado en Tarento, la batalla del Metauro y la invasión romana hacia el continente de ébano.  Escipión el Africano, estaba a la cabeza de una influyente lista de senadores que pensaban que Cartago representaba una amenaza muy severa para el futuro de Roma. Y como siempre habían sido los conquistadores romanos, todo lo que representaba un cierto riesgo para la estabilidad del Imperio mediterráneo, tenía que ser destruido. Tan simple, como lo han pensado a lo largo de la historia los grandes dominadores del mundo” civilizado”  del pasado.