Murió Pelé. El día que el astro brasilero estuvo en Córdoba

Murió Pelé. El día que el astro brasilero estuvo en Córdoba

 

Pelé

Por Bianca Ruggia.

 

Nunca la Boutique había resultado tan chica y tan grande a la vez. Fue pequeña, porque las 18 mil ubicaciones disponibles volaron en un instante. Y provocaron la frustración en una inmensa mayoría que se quedó con las manos vacías. Sin embargo, el recinto de barrio Jardín  pareció haber sido más amplio que el Maracaná. Como sea, la noche del 18 de enero de 1970 quedó grabada a fuego para todos los aficionados cordobeses de aquel caluroso verano. La cita, puede decirse, era revolucionaria. El brasileño Pelé, en el punto más alto de su popularidad, pisando la cancha de Talleres con su equipo. Fue con el Santos, para enfrentar al flamante campeón cordobés.

A medio siglo de aquel encuentro, que finalizó con el triunfo visitante por 2 a 0, cuatro de aquellos privilegiados futbolistas albiazules volvieron a la Boutique. Roberto Cortez (79 años), Hugo Rivarola (76), José Pedacchia (68) y Abel Montoya (76), quienes junto a José, el hijo de Miguel Frullingui, se reencontraron en el mismo escenario que concentró la atención del ámbito futbolístico de la época. Fue para recordar y para contar lo sucedido.

La historia de una bomba

En enero de 1970, una comitiva encabezada por el presidente albiazul Abraham Litvak se había reunido con los dirigentes santistas en Mar del Plata. Donde los brasileños disputaban un partido con Boca. Allí escucharon el precio de la “locura de verano”: 20 mil dólares, una fortuna para la época, un “vuelto” para nuestros días.

Pelé, quien en noviembre del año anterior había conseguido su marketinero gol número mil, no tenía descanso. Talleres, campeón de la Liga Cordobesa en 1969, tenía licenciado su plantel. Ni siquiera había comenzado a renovar los contratos de sus jugadores.

Miguel Frullingui estaba en Rosario, Eladio Rodríguez se encontraba en San Francisco y muchos otros de vacaciones en varios puntos del país. Telegrama mediante, los dirigentes convocaron de urgencia a los futbolistas: “Partido contra Santos de Brasil, día 18, favor de presentarse en el club lo antes posible”.

 

La improvisación del caso se salvó con el entusiasmo de todos los jugadores. Es que jugar un amistoso contra Pelé era más que atractivo para interrumpir cualquier plan veraniego.

Los privilegiados

“Estoy muy feliz de poder decir que jugué un partido ante Pelé y que mi marcador fue Carlos Alberto, quien unos meses más tarde levantó la copa en el Mundial de México como capitán de Brasil. Tenía 18 años y es un partido que no se te puede borrar de la mente. Fue un sueño”, cuenta Pedacchia, el más joven de aquel grupo.

Pelé –recuerda– fue muy amable y antes del partido posó para la foto con cada uno de nosotros. La mayoría tiene el registro individual con él, salvo Frullingui y yo, que estamos rodeándolo. Es que yo era el último de la fila, el partido estaba por empezar y tenía miedo perdérmela”.

“La Chancha” Cortez fue, junto al arquero Martín Fonseca (hoy con 87 años y ausente por razones de salud), uno de los mejores valores del equipo local.

 

“Hay que tener suerte en el fútbol y yo tuve la fortuna de estar en las dos veces que Pelé jugó en Córdoba (antes vino en 1964, triunfo brasileño 2-1)”, reconoce Cortez antes de contar su mejor recuerdo. “En una jugada, Pelé me persiguió de atrás y yo, sin saber que era él, le metí un caño. Sentí un griterío en la cancha y cuando me di vuelta lo vi sacudirse la tierra de la camiseta, porque se fue de boca al piso. La cancha se venía abajo”, recuerda.

Los recuerdos

“El Indio” Rivarola era el goleador del equipo. Vecino de Villa del Rosario, cambió el trato con la pelota por el órgano de la Iglesia. “Fue un partido muy bien jugado, con dos tiempos muy distintos. En el primero nos pintaron la cara, pero después ajustamos en la mitad de cancha y los punteros picábamos a espaldas de los marcadores que no pudieron proyectarse más. Emparejamos, pero no nos alcanzó. Fue inolvidable”, se acuerda ahora el ex atacante.

 

Montoya presume de desafiar esa creencia popular que recomienda no vivir de los recuerdos. “Yo sí vivo de ellos y ese partido fue el mejor de todos de mi paso por el fútbol. Tengo las imágenes vivas de cuando le pedí la foto con él y también cuando le entré fuerte en una jugada. En ese momento tomó la pelota con las manos, me la mostró y me dijo que a ella sí le pegue fuerte, pero no a sus rodillas”.

El 2-0 para los brasileños fue anecdótico. De hecho, varios son los que no recuerdan a ciencia cierta el marcador. La presencia de Pelé centralizó todo el interés. Todo lo demás fue secundario. Hasta el resultado.