Reciente hallazgo en Turquía  de bancos especiales, en coliseo romano
Reciente hallazgo en Turquía  de bancos especiales, en coliseo romano

Reciente hallazgo en Turquía de bancos especiales, en coliseo romano

Por Rubén Omar Scollo

 

El Instituto Arqueológico Alemán el pasado invierno nuestro (verano europeo) halló dos bancos de piedra en lo que fuera “el coliseo de Pérgamo” (II d.C.) grabados con los nombres de sus propietarios. En uno de los asientos, puede verse la forma grecizada de Lucio, o Loukios, en latín.

De acuerdo a lo que ya se sabe, en  la Antigua Roma las gradas del anfiteatro se dividían por zonas según la categoría social de los espectadores. Las localidades de atrás estaban destinadas al pueblo o  vulgo, mientras  que las familias ricas solían tener asientos en primera fila, que podían alquilar por un período de tiempo si no tenían intención de acudir a las representaciones.

La antigua ciudad de Pérgamo era una de las más ricas de la costa egea de Turquía que, tras un período esplendoroso como reino independiente, se incorporó a Roma por voluntad de su último rey Atalo II y prosperó como parte de su imperio. En su mayor parte, el anfiteatro permanece bajo el suelo, con solo la parte superior de sus ruinas despuntando hacia la superficie.

Las monumentales puertas del edificio coincidían con el curso del riachuelo: con solo represarlo ya se inundaba la arena.

Las élites adoptaron gustosamente las modas de la Urbe, y tras contemplar el impresionante Coliseo, iniciado por Vespasiano en el 71 d.C. y terminado por su hijo Tito nueve años después, decidieron levantar un anfiteatro similar en su ciudad.

El lugar elegido fue un estrecho espacio entre dos vertientes por el que discurría un riachuelo, de manera que los constructores podían aprovechar la pendiente natural del terreno para ahorrarse trabajo al erigir las gradas. Al mismo tiempo, se decidió situar la arena sobre el lecho del río, de esta forma se inundaba a voluntad para celebrar los combates navales (naumaquias) que el emperador había puesto de moda en la capital.

Los arqueólogos han calculado (a partir del diámetro de la instalación y la altura de la gradería) que el edificio podría acoger de 25.000 a 50.000 espectadores, divididos como en Roma entre la gradería inferior para los ciudadanos destacados, y la superior,  destinada al resto de la población. Sin duda alguna, este tipo de hallazgos en investigaciones recientes, no hace otra cosa que confirmar la línea divisoria entre los acaudalados integrantes del esplendoroso imperio, respecto de la gente que conformaba “las masas de entonces”.