Día mundial para combatir el abuso hacia los mayores

Día mundial para combatir el abuso hacia los mayores

En 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 15 de junio como el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez, reconociendo una problemática social a nivel mundial.

Cada año se elige una máxima o tópico para la celebración de esta fecha. Este año el tema será combatir el abuso hacia nuestros mayores.  En los últimos dos años, la máxima estuvo basada en la protección de las personas mayores durante la pandemia. El objetivo de esta celebración es concienciar y denunciar el maltrato y el sufrimiento de los ancianos en distintas partes del mundo. 


Las Naciones Unidas denuncian que las tasas de maltrato a las personas de edad han aumentado durante la pandemia de COVID - 19. 


Los ancianos y ancianas son personas con 60 años o más. Forman parte de la denominada “tercera edad”. En esta etapa, no sólo se encontrarán cambios estéticos y físicos, sino también emocionales y psicológicos, que no se pueden ver ni comprender fácilmente. En la sociedad actual, muchos adultos mayores desarrollan depresión, ansiedad, estrés, entre otros cuadros. Esto es provocado por la poca inserción laboral que se les ofrece, porque el diseño de las ciudades no facilita su circulación, por la falta de políticas que los respalden, y por una nueva generación que maneja todo con una inmediatez que excluye a quienes no pueden seguir ese ritmo. 

Este año, la celebración coincide con dos eventos destacados por las Naciones Unidas. El primero, es el inicio de la Década de las Naciones Unidas para el Envejecimiento Saludable (2021-2030), el cual marca el comienzo de diez años de colaboración en el sector para mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades. El segundo, es la conmemoración del vigésimo aniversario de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento. La máxima de combatir el abuso hacia nuestros mayores se debe a que se prevé que el número de personas mayores de 60 años aumente un 38% (a 1,4 millones) para el 2030. Esto requiere que se preste mayor atención a los desafíos y problemas a los que se enfrentan los mayores.

La gran traba de la (re)inserción laboral

Una de las barreras más difíciles a las que se enfrentan los ancianos es conseguir un trabajo que les permita seguir teniendo una vida activa. Los informes publicados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2018, demuestran que existe una gran proporción de empleo independiente en las personas mayores de 60 años.

Esto se debe a la preferencia de los empleadores por personas más jóvenes a la hora de contratar; y a que los adultos mayores prefieren aprovechar sus habilidades y conocimientos en un trabajo independiente. Sin embargo, el primer caso es el más común, y denuncia las condiciones laborales precarias que caracterizan nuestra sociedad.
Por otro lado, la gran cantidad de personas que buscan seguir en actividad luego de sus 60 años se debe a la falta de pensiones que cubran los gastos necesarios para una vida digna. Por lo que la pensión no es una solución para sus problemas, sino un colchón, y seguir trabajando se vuelve una necesidad y no una decisión.

La tercera edad

Se debe ser consciente de que en esta etapa, las personas necesitan un mayor acompañamiento que en otros momentos de la vida. Esto no quiere decir que las personas mayores sean totalmente dependientes, pero sí que se debe trabajar en sociedad para facilitar las cosas básicas que le aseguren una buena vida a los más adultos. En esta etapa el abandono suele ser protagónico. Se puede dar por parte del Estado, de los familiares del mayor, o incluso se puede abandonar uno mismo. Suele ser común que se dejen de realizar actividades por falta de motivación, por depresión, o por otras enfermedades. Esto provocará el decaimiento y empeoramiento físico y mental del adulto, por lo que se debe fomentar la (re)inclusión de los mayores en la vida cotidiana, configurando actividades en las que puedan participar y convivir con personas de otras edades. La mejor manera de cuidar a un mayor, más allá de brindarle una atención focalizada en sus problemáticas, es no cerrarle las puertas a ser parte de algo y brindarle las mismas posibilidades que a las personas de otras edades. 

Algunas de las manifestaciones negativas que un anciano puede demostrar son: aislamiento, apegamiento a sus bienes, encontrar refugio solo en el pasado, reducción de interés en sus prácticas y actividades, depresión profunda por no adaptarse a esta nueva etapa, agresividad, entre otras.