En Córdoba, viven más de 120 mil inmigrantes
Un día como hoy 4 de septiembre pero de 1949, en nuestro país se impuso el Día del Inmigrante, para recordar el primer decreto sobre fomento a la inmigración dictado por el Primer Triunvirato, el 4 de septiembre de 1812. Determinaba que el Gobierno ofrecía inmediata protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que desearan fijar domicilio en el territorio argentino, con pleno goce de los derechos.
Y si consideramos ponerle una denominación a nuestra querida provincia de Córdoba, bien podemos estar todos de acuerdo que es tierra de inmigrantes. Desde hace mucho tiempo, personas de distintas latitudes eligen esta provincia para establecerse.
En la actualidad, según un estudio de la Unión de Colectividades de Inmigrantes de Córdoba (Ucic) y de la Dirección Nacional de Migraciones, viven en la provincia de Córdoba más de 120 mil inmigrantes. Dos de cada tres están radicados en la ciudad Capital. Un alto porcentaje son jóvenes.
El 86 por ciento proviene de países sudamericanos, principalmente Bolivia, Perú y Paraguay. Venezuela aportó un importante caudal en los últimos años. En menor cantidad, hay chilenos, brasileños y colombianos.
Además, hay migrantes de Haití, que vienen a estudiar o hacer posgrados de sus carreras. Para sostenerse, terminan convirtiéndose en vendedores ambulantes. Y hay algunos senegaleses que también se dedican a las ventas.
Por lo común, se radican en ciudades grandes, que ofrecen oportunidades laborales. Además de la Capital, eligen Río Cuarto, Villa María, San Francisco, Villa Carlos Paz, Alta Gracia, Río Tercero y Villa Dolores, entre otras.
“No se incrementó la cantidad de inmigrantes en los últimos años, excepto venezolanos”, reveló Marta Guerreño López, presidenta de la Ucic y a cargo del área Atención Integral a las Mujeres Migrantes del Ministerio de la Mujer.
La migración de bolivianos y peruanos no es reciente, sino de décadas anteriores. En general, los bolivianos migran con sus familias completas; los de otros países sudamericanos llegaron solos (durante sus primeros años de estadía).
Es escaso el número de europeos, a diferencia de lo que ocurrió en las primeras corrientes migratorias con italianos, españoles, sirio-libaneses y armenios, cuyos descendientes nacieron en Córdoba, tienen doble ciudadanía y mantienen tradiciones culturales.
Guerreño López cree que hoy es más fácil migrar. “Las comunicaciones, redes sociales e Internet permiten conocer antes cómo es vivir en otro lugar”, afirmó.
Casi todos los inmigrantes arriban a Córdoba en busca de trabajo. “Familiares y amigos les ofrecen facilidades para conseguir empleo y vivienda; les atrae la seguridad laboral y piensan en proyectos familiares y educativos a largo plazo”, explicó Guerreño López.
Para algunos, la universidad gratuita es una ventana de oportunidades que los alienta a venir a la provincia.
Del total de inmigrantes que hay en la provincia de Córdoba, 51,6 por ciento son mujeres. “Es frecuente que lleguen solas”, planteó.
En cuanto al empleo, las mujeres se dedican al trabajo doméstico, cultivos frutihortícolas, venta de especies, cuidado de niños y mayores, comercio y restobares (mozas, ayudantes de cocina). Los hombres trabajan en el rubro construcción, aunque también en oficios, comercio y gastronomía. Ambos comparten ocupaciones en ferias y talleres textiles.
Guerreño López destacó: “Los inmigrantes sudamericanos tienen alta capacidad de trabajo y dedicación, y son mano de obra calificada en oficios”.
En los últimos años creció la inmigración de venezolanos de clase media. Guerreño López indicó que en diversas poblaciones de Córdoba viven entre 10 mil y 11 mil. Al menos dos tercios residen en la ciudad Capital.
La presidenta de la Asociación Civil Venezolanos en Córdoba, Deyxy Lobo, se refirióa este fenómeno: “La migración de compatriotas empezó en 2017 y continúan llegando, algunos de manera irregular por pasos fronterizos”.
“Vienen por recomendación de familiares o allegados que ya viven en Córdoba; muchos son profesionales (médicos, abogados, contadores, arquitectos, ingenieros) y se establecen con sus familias buscando estabilidad económica”, agregó Lobo.
Por su parte, Guerreño López dijo que uno de los beneficios de la inmigración es la interculturalidad. “El aspecto gastronómico genera un interesante intercambio”, afirmó.
Para la titular de la Ucic, “la valentía es el mayor valor de los migrantes; es difícil dejar todo e ir a vivir a un lugar nuevo, potencialmente hostil”.