Fantasmas del Ford T en el Museo de General Cabrera
Fantasmas del Ford T en el Museo de General Cabrera

Fantasmas del Ford T en el Museo de General Cabrera

Por Gerardo Bessone. Especial para CodigoCBA desde General Cabrera.

Me crié al lado del Ford “T” del museo, aquel que tiene más de mil historias, y a partir de un  fin de semana de 2012 un fantasma. Desde los cinco años hasta los doce viví en una casa rural y a unos seis metros de la ventana de mi habitación un galpón que alguna vez fuera salón de baile, hoy a punto de caerse, en ese galpón desde 1965 hasta 1993 estuvo guardado el Ford “T” hoy residiendo en condición de préstamo, si préstamo no donación, en el museo de General Cabrera.

De niño muchas veces ingresaba al galpón sólo para verlo, imaginaba mil historias, siempre lo relacioné con esos viejos camiones que los circos llevaban sus carpas, las sillas y hasta flacos leones enjaulados, recuerdo que mi madre me solicitaba no jugar en el Ford “T” , ya que la presencia de algunas gallinas en el galpón provocaba la presencia de unos insectos diminutos que llamábamos “hitas” que obligaban a una minuciosa ducha finalizado el juego.

Para hablar del Ford “T” debemos hablar de los Brignone una familia de laboriosos “gringos” radicados en la zona de Puente Los Molles, de esos que amarraban los caballos a un arado antes de que apareciera el primer rayo de sol por la mañana, mi bisabuelo don José Brignone llegó desde la lejana Italia sin un centavo en sus maletas, se casó en Argentina con Magdalena Falco “la nona viejita” para nosotros, también inmigrante piamontesa venida de niña, su condición de muy laboriosos y de familia que no tenían gastos excesivos les otorgó algún progreso económico, aunque no la felicidad, ya que algunos de los hijos de don José fallecieron de jóvenes y de niños en circunstancias muy tristes para la familia.

En 1923 cuando el campo aún no había visto surgir el tractor, los Brignone mostraron una novedad, casi no había automóviles en la zona de Puente Los Molles e irrumpieron la tranquilidad de la comuna con un flamante Ford “T”, el libro de la historia de Puente Los Molles menciona varias veces esa anécdota. El automóvil originalmente no era tipo pick up, tenía techo de lona hasta el paragolpes trasero y un asiento atrás, hasta seis pasajeros viajaban cómodos.

Los Brignone fueron adquiriendo más vehículos, la explotación rural estaba en manos de los hijos, ya que José falleció joven y no disfrutó demasiado del simpático auto, mi abuelo Juan era el mayor de la familia. Cuando en 1965 el Ford “T”, ya adaptado como se lo ve en la actualidad con una caja contenedora propia de las tareas rurales de la familia, veía llegar la recientemente creada Ford F 100 con caja grande, los Brignone habían resuelto vender el viejo compañero de luchas; pero su madre argumentó que era un recuerdo de familia, su primer auto y les pidió que nunca lo vendieran, por ello la familia, aún hoy cumple la promesa de no venderlo, está ahí para que todos los vean , tras las mudas rejas del museo, rodeado de fantasmas, los fantasmas de la vida misma, fantasmas de mil viajes por caminos polvorientos.

Recordaba mi abuelo que cuando llevaba más de seis años guardado en el viejo galpón de “El Espinillal” un falla mecánica en la F 100 motivo la decisión de tratar de ponerlo en marcha, le agregó combustible, no muy convencido y a dos vueltas de la manija de arranque el viejo lobo arrancó y salió recorrer el ganado como en otras épocas, fue su último viaje por 1972, hasta que el 30 de Junio de 1993 recorrió las calles de Cabrera que cumplía 100 años de vida.

Integrantes de la comisión de festejos del centenario lograron el préstamo del auto para el desfile, a cambio de que teniendo en cuenta los costos de restauración quedara un año en exposición en el museo que iba a inaugurarse, a ese año le llegó otro y otro, hoy ya es parte permanente de la exposición del museo.

Para funcionar tiene dos palancas al volante que regulan la mezcla de combustible con la salida de gases, muy complicado para alguien que nunca lo manejó, por ello es que para desfilar en el centenario consumió una veintena de litros de nafta, pero desfiló.

Su color original era verde, el negro llegó en 1993 es modelo 1923, y es de primera mano ya que tuvo un solo dueño, la familia Brignone. No hablemos de fantasmas, mejor dejemos que cada uno imagine lo que quiera, yo me imaginaba un circo andando por el mundo …

La historia de los fantasmas es parte del mito urbano de la Ciudad, nunca nadie vio un fantasma en el auto; pero sin embargo sobre el fantasma del Ford T fue escuchada alguna anécdota por parte de todos los vecinos de la Ciudad; la versión surge por una foto que una persona de otra provincia tomó en 2012  y habría salido una forma humana en la misma, la persona envió la foto a la página web de la Radio “La Voz de la Amistad” y desde allí todos hablan del fantasma del Ford T del museo.

 Algunas profesoras de literatura de las escuelas secundarias de Cabrera caen en este simpático fantasma que se cuela en las fotos pero que nunca asustó a nadie para explicar el género literario de mito urbano y hasta el periodista Juan Garafulic en el año 2017 llevó la historia del fantasma al papel a través de una nota en la edición de un domingo en el diario regional “Puntal”.

Tal vez el fantasma del museo sea sólo un mito urbano… Tal vez sólo sale en fotos y no asusta a nadie… Pero usted se anima a tomarse una foto en la parte de atrás del museo a las tres de la mañana… y ¿¿¿¿ No escuchó un ruido extraño detrás suyo????