La elegancia de Daniel Willington, “El cordobés” de Vélez y Talleres
Por Rubén Omar Scollo
Diez títulos provinciales con Talleres de Córdoba, la Copa de las Naciones ganada en Brasil con la selección Argentina en el ´64, un campeonato nacional con Vélez Sarsfield y el Trofeo “Copa Hermandad”, obtenido con el equipo cordobés en 1977; todos esos logros sumados a su trayectoria en los dos clubes argentinos citados más sus partidos disputados con Huracán, Instituto y Tiburones Rojos de Veracruz fueron sus estandartes. Y es que Daniel Willington, nacido en Santa Fe pero apodado “el cordobés”, también cumplió funciones como técnico de sus dos amores: Vélez y Talleres.
Como jugador se destacaba por su elegancia y su gambeta incomparable, si hasta integró equipos ilustres junto a Carlos Bianchi, Ovejero, Marín, Antonio Roma y Ubaldo Rattín (los dos últimos "boquenses" en la selección nacional) entre otras estrellas de los años sesenta y setenta. Sobrepasaba el metro ochenta pero su altura, al igual que la de Claudio Marangoni, Fernando Redondo o Juan Román Riquelme, no le restaba esa impronta de jugador de clase única.
Daniel Alberto Willington, fue y sigue siéndolo, uno de los grandes ídolos de la historia centenaria del Club Atlético Vélez Sarsfield y del Club Atlético Talleres, desempeñándose tanto como volante ofensivo o delantero, de gran talento, creador y de exquisita técnica. Clásico "10" armador de juego lujoso y autor de verdaderos golazos, como el recordado tiro libre a Belgrano desde 40 metros. Aunque muchos le adjudicaban cierta displicencia con su forma de entrenar, dado que no era muy dedicado a la preparación física, Daniel, paradójicamente conocido como "el famoso Cordobés", hijo de Atilio "El Toro" Willington y Elda Belkis Gianerini; se formó en su amada Docta, lugar donde comenzó a jugar en la liga local con el Club Atlético Talleres.
Don Victorio Spinetto, entrenador y figura emblemática de Vélez Sarsfield lo convenció, y lo llevó a jugar a Buenos Aires en 1962 para situarse en primera división. Luego de destacadas campañas, fue una de las piezas claves en la obtención del Nacional 1968. Jugó en el club de Liniers hasta 1971 para luego emigrar a México, donde no estuvo mucho tiempo.
Retornó en 1978 a Vélez para retirarse del fútbol profesional definitivamente. Disputó 215 cotejos y convirtió 65 goles con la camiseta del “Fortín”. En la Selección Argentina disputó algunos encuentros sin la relevancia y periodicidad acorde a su trayectoria mostrada en el ámbito local.
El recuerdo de muchos hinchas que están por su séptima u octava década, es la de aquel desfachatado y elegante jugador que tenía una forma de jugar, como los mejores de estos días. Hoy, a sus setenta y nueve años, su recuerdo sigue intacto en el mundo del fútbol.