Mitos y verdades del vino blanco

Mitos y verdades del vino blanco

No hay que cometer el error de pensar que la potencia de un vino está supeditada a la intensidad de su color.

El vino blanco no es blanco. Ni las uvas con las que se elabora son necesariamente uvas blancas. El vino blanco es el único que se puede elaborar con cualquier tipo de uva.

Y es que dentro de los blancos están los 'Blanc de Blanc' y los 'Blanc de Noirs', configurados con uvas negras.

'El vino para el pescado'. Los blancos pueden ir perfectos con guisos potentes de ave (y patés), sopas y platos que contengan carne. Los sauvignon blanc, con una acidez marcada y fresca o los vinos untuosos al estilo de los Rieslings de Alsacia y Alemania suelen acompañar casi cualquier preparación con cerdo, carnes grasas y salsas. Además, variedades como el Pinot Gris y Verdicchio producen vinos perfectos para servir acompañando platos especiados e incluso picantes.

Maridaje con quesos. Siempre se ha pensado que los quesos sólo maridan con tintos, pero hay blancos que van perfectos con quesos tipo brie o muy tiernos, o incluso con ciertos quesos curados.

Tomar siempre fríos. Determinados blancos muy jóvenes y con una elevada acidez pueden servirse fríos, pero es sólo porque sus cualidades son limitadas.

En cuanto un blanco gana temperatura, hasta un límite de unos 12º centígrados, asoman unas cualidades aromáticas que por debajo de los 8º pasan desapercibidas.

El vino blanco es bueno para el corazón. Un estudio realizado en la Universidad de Connecticut desveló que beber una o dos copas de vino blanco al día reduce las secuelas que puede dejar un paro cardíaco. También protege el corazón del envejecimiento, manteniendo en buenas condiciones los ventrículos.

Previene las enfermedades pulmonares. El consumo moderado de vino blanco a lo largo de una vida, puede mejorar la salud pulmonar y prevenir la aparición de las enfermedades que afectan el sistema respiratorio.

Previene el cáncer de mama. Hasta hace poco se creía que solo el vino tinto era capaz de prevenir la aparición del cáncer pero el vino blanco también protege las células e impide el avance del cáncer, sobre todo del cáncer de mama.

Poder antioxidante. Se ha comprobado que el vino blanco contiene una cantidad de antioxidantes similar a la que se encuentra en el aceite de oliva o el vino tinto.

Ayuda a mantener la línea. Las dietas para adelgazar pueden permitir el consume de vino blanco. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Hohenheim encontró que una dieta en la que el 10% de las calorías provengan del vino blanco, permite una pérdida de peso más rápida.

Protege el cerebro. Se ha comprobado que tres copas de vino blanco a la semana tienen un efecto protector sobre el cerebro, ya que el ácido fenólico protege de enfermedades neurodegenerativas, como la demencia.

Adiós resaca. Las bebidas alcohólicas oscuras contienen más congéneres, componentes biológicamente activos que se cree son responsables de las resacas. El vino blanco tiene muchos menos que el tinto (y que el ron, el whisky y el coñac).