
Monja argentina y su tarea luego de la invasión rusa en Ucrania
El trabajo de una religiosa argentina en Ucrania
Por Rubén Omar Scollo
La monja argentina María Cristina Demianczuk expresa: “no sabemos qué va a pasar. Lo único que puedo decir es que por ahora la decisión es quedarnos y ayudar en todo lo que se pueda. Ahora, ayudamos a evacuar”. Desde la provincia de Zakarpattia, en el suroeste de Ucrania, la religiosa se estableció junto con sus compañeras tras dejar la ciudad de Ivano-Frankivsk, donde vivían, luego de que durante el primer día de la invasión rusa los misiles comenzaron a impactar en el aeropuerto local.
Ella es nacida en San Rafael, Mendoza e integra la familia religiosa del Verbo Encarnado, una congregación fundada en la Argentina que misiona en países de escasa presencia católica -varios de ellos sumidos en conflictos como Palestina e Irak- que cuenta en Ucrania con trece sacerdotes y sesenta hermanas. La argentina está fuera de nuestro país desde hace 23 años -hoy tiene 44 de edad- y asegura que “sólo Dios sabe a cuanta gente deberemos consolar, a cuanta gente deberemos ayudar a reconstruir lo que tenía, a cuantos enfermos deberemos socorrer y curar y a cuantos muertos deberemos enterrar”.En la foto se puede observar a una familia ucraniana que arriba a una estación de la ciudad de Lviv para escapar de los ataques.
“El pueblo ucraniano está sufriendo una guerra. Independientemente de todos los motivos geopolíticos y económicos que los entendidos en el tema puedan estar dando, el hecho que nos afecta ahora es que estamos sufriendo una guerra y están muriendo muchos inocentes. El primer día del ataque tuvimos mucho miedo, cuando cayeron los misiles en el aeropuerto de Ivano-Frankivsk, ciudad donde se concentra la mayor cantidad de comunidades de nuestra congregación. Esa misma mañana, sin saber si los bombardeos cesarían o se intensificarían decidimos marcharnos y prestar ayuda en otros sitios de importancia” finaliza la religiosa mendocina.