Vino y chocolate: una combinación afrodisíaca
Es común que el 14 de febrero, Día de San Valentín o más conocido como el Día del Amor y de la Amistad, los enamorados se regalen chocolates y vino. Hoy, este enlace que constituye una sintonía gustativa actual e interesante, encuentra su sentido por los diversos componentes químicos de ambos. Al igual que en el vino, el chocolate posee las mismas propiedades que favorecen la salud, con una ingesta moderada.
Hablemos del chocolate
Posee 600 sustancias químicas e incluso se le han atribuido propiedades curativas. Es bien sabido por todos que precisamente provee de bienestar al organismo, ya que es un liberador natural de endorfinas: al poseer feniletilamina, una sustancia de la familia de las anfetaminas, el chocolate produce sensación de bienestar y euforia.
Más aún, los científicos han demostrado que contiene elementos que mejoran el estado de ánimo con propiedades antidepresivas, desencadenando una sustancia química en el cerebro que produce placer, la serotonina, que es una de las tres sustancias en el organismo que origina la atracción sexual (las otras dos son la dopamina y la norepinefrina); las tres juntas producen sensación de euforia, placer, satisfacción y deseo. Y justamente la sensación de euforia del enamoramiento o bien el estado de bienestar que viene tras el orgasmo, son buenos ejemplos de un nivel máximo en la producción de endorfinas.
Por otra parte, no todos los chocolates son iguales. Hay algunos que pueden tener hasta un 50 % de azúcar en su composición final. Afortunadamente hay chocolates que tienen 70 u 80 % de cacao, dejando menos lugar para el azúcar, los cual nos indica que se trata de un chocolate amargo, el cual es ideal para combinarse con vino.
Puntos de referencia para lograr una exquisita alianza entre vino y chocolate
- Un chocolate con menor porcentaje de cacao podrá armonizarse con un vino ligero sin barrica o con un paso ligero por ésta.
- En el caso de un chocolate más amargo es necesario armonizarlo con un vino de mayor complejidad o corpulencia, que tenga crianza en barrica, pero hay que recordar que el gusto es personal y que cada quién debe encontrar su paladar.
- Si el chocolate tiene leche y un porcentaje de azúcar alto o medianamente alto, convendrá presentarlo con un vino blanco, con maloláctica, que con la acidez y temperatura nos permita balancear el azúcar. Tomemos en cuenta que la fruta y los decorados de confitería contienen azúcar. En este caso estaremos haciendo un maridaje de contraste, aunque exista armonización a través de la maloláctica.
- Para los chocolates que contienen frutas secas además de azúcar, un Chardonnay con barrica especialmente francesa será un buen compañero, ya que algunos de los aromas terciarios de la crianza tienen recordación sobre almendras, nueces y otros.
- Algunos chocolates con un porcentaje mayor de leche, azúcar, crema y un elemento más (que puede ser el cardamomo, cuyos sabores destacables son los amargos), puede, por potencialidad, ir mejor con tintos. En el enlace con las características típicas de las uvas como la Carménère o los tonos especiados de la Shiraz, de la Cabernet Sauvignon y, desde luego con crianza, que dependiendo del tiempo en barrica, el origen y el tostado de la misma, nos puede recordar los sabores a chocolate, cacao, tabaco, café, higo, y demás.
- Por último, los chocolates amargos tienen una sintonía gustativa maravillosa con vinos especiales encabezados o fortificados, como el oporto.
Así que encendamos nuestro ánimo e invitemos a degustar de un maridaje de vino y chocolate a esa persona especial, ya que esta combinación infalible es una explosión de sabor y endorfinas que estoy segura los llevarán al éxtasis.