Olayón, el  famoso y valiente cacique sanavirón,  quien fuera la pesadilla de los españoles

 Olayón, el famoso y valiente cacique sanavirón, quien fuera la pesadilla de los españoles

Por Rubén Omar Scollo. Antropólogo. 
 

Los sanavirones o salavinones,  habitaron específicamente el norte de nuestra provincia  y  el centro de lo que hoy es el actual territorio de Argentina, alrededor del siglo XV. En realidad, formaban  parte del grupo pámpido, con ciertos elementos genéticos y culturales amazónidos y ándidos.

Se habían establecido en ese sector detallado y vivían de  diversas actividades como  la caza, la recolección y la pesca; también se dedicaban al cultivo del maíz, de los frijoles y de la calabaza; además del  cuidado del  ganado de llamas que pastaban en su territorio.

Estos indígenas corresponden a una parcialidad (rama) de los toconotés, quienes habitaban la zona de Salavina, hoy  centro de la actual provincia de Santiago del Estero. En cierta época los sanavirones comenzaron su gran expansión hacia el suroeste y por tal motivo llegaron a las sierras de Córdoba invadiendo también gracias a su superioridad numérica, determinados territorios ancestrales de los comechingones. Por el sur, su límite fue con el de los Taluhet, por lo que hasta el siglo XVII  se encontraban situados en las cercanías de la laguna de Mar Chiquita.

Por el norte llegaban hasta el río Salado, donde comenzaban el territorio de los toconotés. Hacia el sur se extendían por el río Suquía o Primero, y por último hacia oeste, sus límites  eran con la sierra de Sumampa y en el sector oriental, coincidían con los actuales límites entre las provincias de Santiago del Estero y Santa Fe.

 

Desde el siglo XVIII  prácticamente se pierde los rastros de los sanavirones en cuanto a grupo étnico y cultural diferenciado, habiéndose fusionado y formando tiempo después, gran parte de la población criolla. Cuando los conquistadores españoles tuvieron sus primeros contactos con este pueblo en el siglo XVI los llamaron yugitas, tal cual se observa en las informaciones presentadas en julio del año 1548, por Pedro González del Prat.

Con la llegada de los españoles casi todos los grupos étnicos amerindios precolombinos sufrieron las consecuencias devastadoras de epidemias, contra las que carecían de inmunidad (especialmente la viruela, el sarampión y los ciertos tipos de gripe). Esa gran problemática social, fue el catalizador que facilitó gran parte de la conquista colonial. Además, los sobrevivientes, se mezclaron con los europeos con facilidad y formaron parte de la nueva población criolla.

 Olayón,  famoso cacique sanavirón reconocido por su valentía, fue el principal problema que tuvieron los conquistadores  en la zona de Cruz del Eje (provincia de Córdoba). Su gran apego por la defensa de su territorio en los años 1590-1620, hizo que los extranjeros padecieran numerosas pérdidas. El gran referente, murió en batalla, luchando contra las injusticias de los españoles, en un singular duelo con el Capitán Tristán de Allende, a quien logró matar.

A principios del siglo XIX  las familias Tulian Guayán  reconocidas como descendientes de henia y câmîare (o kamiare) trataron  de preservar su esencia,  No obstante, la mayoría de las familias del grupo hênia se mezclaron con los españoles.

Los sanavirones tuvieron una  herencia cultural ancestral de origen selvático, y un  posible antepasado  del sur de Chaco. Aunque vale aclarar que una vez arribados a las Sierras Centrales, lograron establecer un sincretismo cultural con sus vecinos los comechingones, logrando así pasar a una forma de vida agrícola, sedentaria y de la cual giró en torno a la organización comunitaria.

Por sus increíbles hábitos selváticos, estos indígenas eran muy buenos cazadores y excelentes pescadores; también adquirieron o adoptaron de sus vecinos los comechingones el arte de la agricultura, en especial, el cultivo del maíz. Las viviendas eran construidas de forma semi-subterráneas al igual que los comechingones; de esta manera desarrollaron  la capacidad  asociada a la  construcción. De esa forma, sus casas eran de tamaño más grande, con bases formadas por palos grandes más enterrados en la tierra y el techo de paja le dio el origen a los llamados ranchos. Las  aldeas eran agrupaciones que estaban conformadas de hasta 40 unidades. En cuanto al aspecto físico de estos antiguos habitantes de nuestro suelo, puede afirmarse que eran de una mediana estatura, lampiños y de tez bastante oscura, hecho que hizo que los españoles al tomar contacto con ellos, los llamaran negros. Por lo general, vestían camiseta andina y tenían algo similar a lo que por estos días se conoce como gorro hecho de diferentes materiales.