Gritos y luces de noche impiden que nadie quiera trabajar en la misteriosa estancia de Vicuña Mackenna

Gritos y luces de noche impiden que nadie quiera trabajar en la misteriosa estancia de Vicuña Mackenna

Por Gerardo Bessone

Como es habitual en estas historias de misterios , vamos a evitar dar detalles y ubicacción exacta del lugar  para evitar perjudicar a protagonistas de la misma.

Desde hace muchos años uno de los pilares más importantes en la producción del maní en General Cabrera son las estancias y los campos donde se siembra maní en la zona sur de nuestra Provincia; fundamentalmente Vicuña Mackenna, Washington, Tosquita y otras localidades son los lugares más visitados por productores agropecuarios de Cabrera para cultivar la preciada oleaginosa que mayor cantidad de puestos de trabajo genera en nuestra Ciudad.

Con el correr de los años varias estancias de la zona sur de nuestra Provincia empezaron a ser trabajadas por Cabrerenses; pero dicen que hay una en particular que se dividió entre cuatro dueños donde los contratistas no quieren ir a trabajar porque en las noches serenas se oyen aterradores llantos similares a los de un niño o un bebé.

Cuando se realizan labores en el campo los trabajadores deben tratar de que la maquinaria no quite de su lugar una cruz, que presuntamente indicaría el sitio del fallecimiento de una persona.

Un equipo de colaboradores de Revista Semanal “Región del Maní” visitó la estancia, precisamente el sector  donde algunos no quieren trabajar había dos equipos de cosechadoras de maní oriundos de una localidad de nuestra zona; los contratistas de trilla, sabían de las historias del lugar pero nunca escucharon nada raro, por lo que a nada le temen, inclusive uno de los equipos dejó más de una semana la casilla a pocos metros de la cruz, donde hasta elevaron una oración al cielo.

La estancia tiene una familia de caseros ellos tampoco nunca oyeron nada raro, aunque sí escucharon los relatos del llanto de quienes si fueron testigos del aterrador sonido.

Una historia que se cuenta en el lugar es que una noche un grupo de contratistas de siembra de maní vieron dos luces rojas como de un auto que se retiraba de la estancia, pero por medio de un lote sembrado; intentaron llegar al lugar creyendo que podía ser alguien que necesitaba ayuda, pero a medida que se acercaban las luces que debían ser traseras de un auto se alejaban aún más pero lo mas extraño es que el recorrido se hacía por donde no había camino, incluso traspasando alambrados ; justamente uno de los tendidos de postes, alambre y varillas corto el recorrido de los asombrados hombres que no pudieron alcanzar al misterioso auto.

Tal vez estas historias son sólo fruto del imaginario de los trabajadores que año tras año hacen que nuestra zona sea record mundial en producción de maní … Tal vez ni el llanto ni las luces existan … Pero usted no escuchó un llanto detrás suyo… Y vos que estás leyendo la nota en una casilla rural estás seguro que vas a poder dormir esta noche…