Una mañana de verano en la "City Cordobesa"

Una mañana de verano en la "City Cordobesa"

Por Alvi C. Especial para CodigoCBA

En la City cordobesa la actividad es bulliciosa: calles con movimiento intenso, y  bocinazos de fondo; veredas angostas con abundantes transeúntes: como hormigas antes de la lluvia, unos van y otros vienen, todos tras sus metas; viejitos cansados y de pie  esperan entrar y cobrar su ínfima jubilación; algunos pequeños negocios muestran su mercadería en la  acera.

En la muchedumbre andante un negrito descalzo estira su brazo y levanta una roja manzana; el dueño de la frutería se sorprende, y anonadado observa como la manzana se va, se va y desaparece entre la multitud; luego reacciona a los gritos ¡ Socorro !  ¡ Socorro !  ¡ me roban !  ¡ me funden !  ¡ llamen a la cana ! ¡ si, si al 114 !  ¡ no, no al 112 ¡ 

Y el negrito con su roja manzana sigue andando como si nada pasara y se pierde entre la gente.

Y el ” run run”  se traslada velozmente como un fórmula uno: algunos dicen “debe ser un bolita, enojado porque le clausuraron el sótano donde trabajaba en textiles”; otro comenta “quizá sea un paragua deprimido porque no pudo vender ni un solo rolex trucho”.

La psicosis avanza y de una cueva financiera sale un grito desgarrador: ¡ “secretaria, corra al banco y retire de la cuenta los 17 dólares, que se viene una corrida bancaria”!

¿Y entonces quien es ?       ¿Y entonces quien es ?

La primicia se escucha por una emisora local: “Audaz robo en un importante comercio en la city cordobesa, se calcula lo robado”.

Mientras que en un cartel luminoso de informaciones en una esquina del centro de la ciudad, sale la noticia: “Robo tipo comando en la city cordobesa a plena luz del día”.

A todo esto en la calle San Jerónimo, se ha colado un carro de cartoneros tirado por un viejo percherón, que acosado por el transporte público y taxistas apurados, intenta galopar como en sus viejas épocas, y le sale una cagada gallarda, que salpica en la vereda a una señora mayor toda vestida de blanco con una gruesa capelina.

Mientras que al negrito descalzo con su roja manzana, como por arte de magia, se le unen un ciruja rengo y su perro pulguiento.

En la esquina de la plaza un zorro gris, cumpliendo con su patriótica función, platica amigablemente con una cordobesa plus.

Y llega la CAP, con un furor sagrado, uno frena tarde y casi, casi produce una tragedia; se bajan  como dioses del olimpo; la primera en ser reprimida es la señora mayor  toda vestida de blanco con una gruesa capelina, que seguía insultando al pobre percherón.

¿Y entonces quién es ?     ¿Y entonces quién es ?

La esquina se pinta de verde, arranca el transporte público y deja una nube más tóxica que la de Chernobyl, mientras que el zorro gris haciendo caso omiso a la nube tóxica, sigue platicando con la cordobesa  plus, ahora, amorosamente.

El negrito descalzo con su roja manzana, el ciruja rengo y su perro pulguiento, refugiados en un viejo zaguán, los tres abrazados, absortos observan a la roja manzana como si fuera una estrella brillante, muy brillante.

Y así transcurre una mañana de verano en la city cordobesa; que además del calor y la maldita humedad, hay mucha, mucha, confusión.